“La biomasa, térmica y eléctrica, debería ser la primera energía de consumo obligatorio. Y debería serlo por una razón fundamental, si no aprovechamos la energía del bosque, el bosque se quema”. Contundentes palabras del extremeño Paco Castañares, uno de los mayores expertos españoles en gestión medioambiental e impulsor de una iniciativa ciudadana para gestionar mejor la prevención de incendios. En esta larga entrevista también hablamos de su cruzada por echar a Iberdrola de los límites de Monfragüe.
Antes de continuar, y para entender mejor esta entrevista, les voy a hablar del proyecto Palancas, una plataforma ciudadana de microrreformas creada por la Fundación Felipe González. Es tremendamente interesante porque pretende recopilar propuestas ciudadanas que sean útiles, sencillas, factibles, que susciten acuerdos y puedan ser implementadas. En 2020 publicaron varias “palancas”, entre ellas una que han elaborado Paco Castañares y Marc Castellnou, responsable del Grupo de Apoyo de Actuaciones Forestales (GRAF) de la Generalidad de Cataluña. En esa propuesta, “Megaincendios: Entre el caos y la oportunidad”, analizan las causas de los grandes incendios que, desgraciadamente, se están convirtiendo en un fenómeno común en numerosas partes del mundo, y aportan soluciones a las administraciones públicas.
Entre 1989 y 1994, Castañares fue director de la Agencia de Medio Ambiente de Extremadura y el responsable de diseñar el primer plan de lucha contra incendios que se puso en marcha en España, ese plan se llamó INFOEX y se hizo en Extremadura. También fue diputado autonómico durante doce años con el PSOE. Tras abandonar la política funda, en 2011, Macorela SL, una empresa de consultoría en el ámbito de la gestión forestal. Desde 2003 es presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y del Medio Ambiente (Aeefor) conformada por 35 empresas, la mayoría autónomos.
Paco es un enamorado de la Vera y ha tenido la amabilidad de venir a visitarnos para hablarnos de los incendios, de la propuesta que ha elaborado con Marc Castellnou y de la lucha, sin cuartel, que ha emprendido contra los vertidos de Iberdrola en Monfragüe.
Paco, los incendios son cada vez más virulentos ¿por qué?
“Los incendios han ido evolucionando en los últimos 50 años, por la despoblación y el calentamiento global. Cada vez son más intensos, queman mayores superficies y tienen una capacidad de destrucción increíble. Es muy difícil luchar contra ellos porque, según hemos podido apreciar desde los años 90, el abandono del medio rural ha propiciado que desaparezcan las zonas de cultivo, se llenen de matorral, que crece y se acumula cada año. Las generaciones de incendios explican bien lo que ha ido pasando en las zonas boscosas. El matorral lo ha ido cubriendo todo, se acumula, se seca y cuando baja la humedad por el calor y la sequía se pone en disposición de arder. Como las superficies boscosas cada vez son más continuas y tienen más combustible acumulado los incendios cada ve son más grandes, más intensos, más destructivos… Ahora, los que hemos definido como de Sexta Generación, los Megaincendios Forestales, tienen capacidad de alterar la atmósfera a mesoescala, cambiar la meteorología y “gobernar” su propio funcionamiento, al margen de las condiciones climatológicas locales. Son imposibles de parar y destruyen cientos de miles de hectáreas en lugares de transición climática como California, Chile, Bolivia, Australia o Portugal… Tienen, además, la capacidad de matar a muchas personas que aún viven en el medio rural.”.
Paradoja de la extinción
Marc Castellnou, con quien has trabajado en estrategias de prevención, habla de la paradoja de la extinción, que consiste de no apagar un incendio, ¿nos puedes explicar mejor esta paradoja?
“La paradoja de la extinción afirma que cuánto más eficaces somos en la extinción más grande será el incendio que vendrá después. ¿Apagar un fuego es malo? Depende… Cuando los incendios son de baja intensidad, en lugares despoblados y sin valor ecológico significativo, el fuego puede actuar como vacuna, eliminando combustible sobrante y ayudándonos a prevenir incendios mucho más grandes y destructivos que pueden venir después. Quemar 200 o 300 hectáreas de matorral renueva pastos y propicia la aparición de brotes nuevos de la vegetación arbustiva, que es un alimento excelente para el ganado y los grandes herbívoros salvajes. También abre espacios al monte, por los que no podrá pasar un incendio más grande en unos cuantos años. Nuestros antepasados, generalmente ganaderos y agricultores de zonas boscosas o próximas al bosque, han utilizado el fuego como herramienta de manejo de la vegetación durante siglos. Ahora lo hacen los bomberos forestales”.
Entonces, ¿cómo se puede luchar contra los incendios?
“Luchar contra el fuego, con ciertas garantías de éxito, solo puede hacerse desde la gestión forestal, la ordenación del monte y la reducción del combustible. No se puede permitir más combustible que el que podemos apagar con garantías. El límite está en diez toneladas por hectárea. Pero hablamos de combustible disponible para arder, es decir, el que se quema. Los troncos de los árboles gruesos no se suelen quemar. Ese combustible no cuenta. A partir de diez toneladas no puedes enfrentarte a la intensidad del fuego, ni directa ni indirectamente”.
¿Cómo abordar la limpieza de bosques y montes?
“El consumo humano de biomasa eléctrica y térmica es la mejor solución para descargar los bosques de combustible. La producción de biomasa que generan los bosques españoles es el equivalente a 110 millones de barriles de petróleo al año y consumimos 500 millones. Es decir, estamos hablando del 20% de petróleo que consumimos la cantidad que podríamos sustituir por biomasa. La vacuna contra los incendios está en la extracción para aprovechamiento energético y en las quemas prescritas”.
Y el ganado ¿es una solución?
“El ganado, en extensivo, forma parte de la solución, pero no es la solución. Es una ayuda fenomenal para mantener las zonas abiertas, como las dehesas. O las zonas que abramos cuando gestionemos bien nuestros bosques. Pero tiene que ser ganado cuidado por gente que viva en el campo. No creo en las “cabras funcionarias”, ni en “cabreros empleados públicos”. Además, ahora hay más grandes ungulados salvajes (ciervos, corzos, gamos, muflones, cabras monteses, jabalíes…) que cabras y ovejas había cuando más hubo. Lo que no hay es gente, que es la que abre espacios al monte, que son cruciales para evitar los grandes incendios”.
Oyendo tus argumentos, resulta incomprensible que no haya una apuesta más firme, a nivel político, por el consumo de biomasa. Si es tan beneficioso, ¿por qué no se hace?
“A nivel político las decisiones se toman a cuatro año. Nunca hay una apuesta por una solución estructural que implicaría cambiar muchas cosas, entre ellas la prioridad del consumo energético. La biomasa, térmica y eléctrica, debería ser la primera energía de consumo obligatorio. Y debería serlo por una razón fundamental y es que si no aprovechamos la energía del bosque, el bosque se quema. En un orden de prioridades, para un gobernante serio la primera energía de consumo debería ser la biomasa”.
¿Dónde está el origen de los incendios?
“En la mayor parte de los incendios están las manos humanas detrás. Pero no necesariamente la intencionalidad. Hay más uso negligente del fuego, o de herramientas, maquinaria y vehículos que pueden producir fuego, que intención de quemar para hacer daño. La gente que hoy vive en el campo no es como la que vivía en los montes hace 50 años, que sabía como usar el fuego. El estado de los montes y el cambio climático tampoco tienen nada que ver con las situaciones anteriores a 1970. Hay que usar el fuego para gestionar el combustible y crear zonas de alimento comestible para el ganado y la fauna silvestre, pero tienen que hacerlo los bomberos profesionales, que son los que saben dónde, cuándo y cómo hay que hacerlo, para que las quemas prescritas sean beneficiosas para el medio ambiente y la economía rural. Ese debate se tiene que hacer, primero entre gente que no odie el fuego y tenga sentido común, para no desvariar”.

Monfragüe
En 2021 creas la Asociación de Amigos del Parque de Monfragüe, ¿por qué?
“Es la respuesta al vaciado del embalse de Alcántara que convierte todo en un lodazal, que mata los últimos siete kilómetros de cola del embalse que está dentro del parque nacional. Somos ya más de 2.000 asociados, en su mayoría personas del entorno”.
¿Por qué un desembalse genera tanto desastre?
“Porque se limpian los lodos del fondo, que son muy contaminantes. Ten en cuenta que se usan fitosanitarios, plaguicidas, pesticidas, abonos etc. en todo el regadío de Las Vegas del Tiétar. Todo eso se concentra y si los ríos corren se limpian, pero cuando se embalsan, eso lodos se depositan en el fondo con su contaminación correspondiente. Si los sacas, como los sacaron el año pasado, y los lanzas pantano abajo la contaminación se manifiesta con especial virulencia”.
¿Vais a pasar a la vía judicial?
“Iberdrola lo ha vuelto a hacer. Han vaciado y vamos a volver a tener otro problema tremendo. Ya ha comenzado a ponerse verde el agua. Estamos iniciando la vía judicial porque la ley prohíbe los aprovechamientos hidroeléctricos. Iberdrola no ha cumplido ni con la administración del estado ni con la autonómica. Vamos a luchar con nuestros medios para conseguir que Iberdrola salga de los límites de Monfragüe. Iberdrola es muy fuerte pero se puede ganar”.