A las cinco de la tarde salió la cabeza de Peropalo de la casa donde es custodiada todo el año clavada en lo alto de un palo. La cabeza de Peropalo está tallada en una dura raíz de brezo, “turra”, y pintada en negro con perilla, largos bigotes, con un rictus un tanto siniestro; adornada con sombrero antiguo y pañuelo blanco al cuello. El Capitán de este año es Cthuchi Zamarra y la Capitana, Lumi Pevi.
Antes de su salida, los vecinos y visitantes que se apuntan a la fiesta hasta formar multitud, se reúnen en la casa donde se guarda, los quintos forman un nutrido grupo que cantan y juegan empujando a quién se acerca, dado el movimiento continuo al que se someten. El gentío en torno al rito es abrumador. algunos cantan, otros bailan y otros intentan seguir la ceremonia que se celebra en la puerta de donde saldrá el susodicho. Los peropaleros cantan canciones específicas de este carnaval, relacionadas con la «turra», con fragmentos que dan a conocer el porqué de la simbología que rodea toda la fiesta. Cómo acto final antes de sacar la cabeza, todos cantan y bailan al son de los tambores, tocados con maestría de años por los peropaleros.
Y por fin, sale la cabeza que es cogida inmediatamente y llevada entre empujones por un nutrido grupo que pugna por cogerla, seguidos por una enorme masa de personas, mayormente ataviados con la tradicional chambra, niños y mayores. El recorrido es por las principales calles de Villanueva, hasta llegar a la Plaza de Aniceto Marinas, donde tras darle una vuelta, callejean de vuelta al lugar de partida.
El último acto es la entrada de nuevo de la testa de Peropalo a su casa de acogida, con el aplauso y la alegría de todos los presentes. Los capitanes invitan a dulces, vino y limonada y los tambores y las guitarras vuelven a sonar hasta que el cuerpo aguante.
