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Visita histórica por Villanueva de La Vera

El domingo, 2 de agosto, tuvimos la oportunidad de asistir a una ruta histórica por las calles de Villanueva de La Vera, localidad que fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1982 por el cuidado de su arquitectura popular verata.

Un cúmulo de acontecimientos hicieron que la ruta se convirtiera en una divertida experiencia de conocimiento compartido. Ocurrió que era la primera vez que Luisa Muñoz, la persona encargada de la oficina de turismo de Villanueva, realizaba una ruta guiada por el pueblo. Por otro lado, varios de los participantes eran lugareños y conocían numerosas historias del pueblo.

Como hemos comentado, uno de los principales atractivos del pueblo son sus calles, estrechas y sinuosas, y su arquitectura verata. Las viviendas presentan una base de armazón de madera relleno con ladrillo, adobe o piedra. Suelen tener dos o tres plantas, la primera se destinaba a cuadra, bodega o gallinero, en la segunda se encontraban los dormitorios, y en la tercera la cocina.

Las fachadas suelen estar chapeadas con tablas en las que se abren ventanas y balcones de madera, estos últimos casi siempre en la planta superior. Visita imprescindible es la Casa del Barco.

En arquitectura religiosa destacan tres monumentos: La iglesia de la Concepción, las ruinas de la Iglesia Parroquial de los Santos Justo y Pastor y una pequeña ermita del siglo XVIII. Pero, nos vamos a detener en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción. Es de finales del siglo XVI y está construida en mampostería y sillería. En la portada principal se ubican los escudos de los Condes de Nieva, con blasones de los Zúñiga y los Velasco, que fueron señores de la Villa desde el siglo XV hasta 1643, año en el que el pueblo compró su independencia por 3.500 ducados. Este acontecimiento coincidió e influyó en la construcción de la iglesia ya que el municipio se quedó sin dinero y tuvieron que conformarse con una iglesia más modesta y retrasar la construcción de la torre. El interior del templo alberga un tesoro: una talla de San Antonio del escultor Aniceto Marinas, autor del Velázquez de la entrada del Museo del Prado o del héroe de Cascorro del Rastro madrileño. Aniceto Marinas se casó con una vecina de Villanueva y era, por tanto, visitante asiduo. De hecho la plaza principal lleva su nombre.

Durante el recorrido por las calles del pueblo pudimos observar varias casas en cuyos dinteles aparecían inscripciones cristianas: Ave María o JHS (Jesús Hijo del Señor). Este hecho nos llevó a la historia de los judíos conversos y las leyendas pías.

En la Plaza Mayor, o Plaza de Aniceto Marinas, se ubica la Fuente de los Seis Caños que mandó construir el Cura Mora.

Pero ¿quién fue el Cura Mora? Se llamaba José García Mora, pero era conocido como el Cura Mora. Nació en Plasencia, estudió Latín, Humanidades y Filosofía en Valladolid y en Salamanca. Se doctoró en Sagrada Teología y en Derecho Canónico. Fue, sin duda, uno de los personajes más influyentes del norte de Extremadura durante el periodo anterior a la I República Española. En 1866, la situación de deterioro de la iglesia le llevó a fundar la “Iglesia cristiana-liberal de Villanueva de la Vera“. En 1870 creó la publicación satírica Los Neos sin Careta, un semanario donde criticaba la forma de vida de la jerarquía eclesiástica y, sobre todo, su ayuda al carlismo y su actitud contraria a la constitución liberal de 1869.

El Cura Mora fue desterrado del pueblo y tuvo que retractarse de sus ideas, pero su legado está continuamente presente en el pueblo y en la vida de los partochos (habitantes de Villanueva).

Terminamos la crónica en uno de los rincones más fotografiados, el gran lancho. Es realmente interesante zambullirse en la pequeña historia de esta gran villa. 

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